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Cobros extra por pago con tarjeta de crédito ¿Qué tan legales son?

Cobros extra por pago con tarjeta de crédito ¿Qué tan legales son?

 

El auge de los pagos electrónicos

En la última década, los negocios colombianos han modernizado sus métodos de cobro. El efectivo y la tarjeta débito ya no son las únicas vías: hoy predominan transferencias PSE, billeteras digitales, créditos y—por supuesto—la tarjeta de crédito. Con esta expansión surgió una práctica cada vez más frecuente (y polémica): añadir hasta un 5 % de recargo cuando el cliente decide financiar su compra con plástico.

 

El malestar del consumidor

Para el comprador, ese porcentaje puede traducirse en un sobrecosto inesperado que empaña la conveniencia del pago electrónico. Aunque muchos aceptan el recargo para evitar trámites adicionales, la pregunta se repite: ¿puede el comercio cobrarlo legalmente?

 

¿Qué dice —y qué no dice— la legislación?

En Colombia no existe una norma que imponga o prohíba tajantemente el recargo por uso de tarjeta de crédito. Ni leyes, ni resoluciones, ni sentencias fijan un “monto mínimo” que deba abonarse cuando se paga con plástico. En palabras de la propia Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), el comercio puede trasladar ese costo solo si cuenta con el consentimiento expreso del cliente.

 

Las redes de pago desaprueban el recargo

Organizaciones como Credibanco y Redeban, líderes en la operación de datáfonos, rechazan estos cobros. Su argumento: el sobrecargo desincentiva el uso de medios electrónicos y, por ende, frena la formalización y bancarización que el país persigue.

 

Riesgos para el comercio

Más allá del malestar del cliente, quienes apliquen el recargo sin informar se exponen a:

  1. Sanciones de la SIC por prácticas que afecten la libre elección del consumidor.

  2. Restricciones o retiro del datáfono, pues estos dispositivos suelen entregarse en comodato y las redes de pago pueden retirarlos si detectan incumplimientos.

  3. Daño reputacional: la queja se multiplica en redes sociales y reseñas en línea, ahuyentando futuros compradores.

El costo detrás del datáfono

Afiliarse a un datáfono implica una tarifa de instalación, un código propio y una comisión por cada transacción. Tal como explica Asobancaria, esos cargos son asumidos por el negocio, que después decide—bajo su propio riesgo—si traslada o no el costo al consumidor.

 

Buenas prácticas y recomendaciones

Para el comercioPara el consumidor
1. Informe de manera visible y previa cualquier recargo por tarjeta.1. Pregunte antes de pagar si existe sobrecargo y de cuánto es.
2. Evalúe absorber la comisión: fideliza clientes y evita conflictos.2. Exija que el recargo se detalle en la factura; de lo contrario, puede denunciar.
3. Compare proveedores de datáfonos; algunos ofrecen tasas más bajas.3. Si no hay aviso o consentimiento, reporte la práctica ante la SIC.

Cobrar un 5 % adicional por pagos con tarjeta de crédito no es ilegal per se, pero solo es válido cuando el cliente lo acepta de forma clara e informada. En ausencia de transparencia, el recargo se convierte en una práctica sancionable y contraproducente para la reputación del negocio. La clave está en la comunicación: comerciantes y consumidores deben conocer sus derechos y obligaciones para que el plástico siga siendo sinónimo de comodidad, no de sorpresas desagradables.